El embarazo transcurrió sin complicaciones, se realizaron todos los exámenes correspondientes, y todo salió bien. Sin embargo, dos meses después de que naciera Axel Andrés Cervantes Rodríguez, le diagnosticaron un soplo en el corazón, lo que llevó a la identificación de la enfermedad conocida como tetralogía de Fallot.

En un principio, nos dijeron que debíamos esperar hasta que cumpliera seis meses para operarlo. Sin embargo, un día en la casa, mientras su hermano mayor lo cargaba, Axel sufrió una caída sin consecuencias aparentes. A pesar de ello, decidimos llevarlo al centro de urgencias debido a una fiebre previa. Los exámenes iniciales indicaron que el bebé se encontraba en perfecto estado. Aun así, la pediatra, quien lo diagnosticó con tetralogía de Fallot, decidió remitirlo a una clínica con mejores capacidades en San Andrés, ya que en la isla no se disponía de los recursos necesarios para su cuidado. Llegamos allí el 11 de julio de 2022.

El bebé presentaba bajos niveles de saturación de oxígeno (19-20, siendo lo normal entre 93 y 100) debido a su afección cardíaca. Por esta razón, la pediatra recomendó una remisión a una clínica en Santander. Al llegar a la nueva ubicación, Axel fue ingresado en el séptimo piso, donde se atendían a otros bebés con afecciones cardíacas. En este piso, no se permitía la presencia continua de familiares, pero se me permitió quedarme debido al llanto constante de Axel, lo que disminuía aún más su saturación.

Al día siguiente, lo trasladaron al noveno piso, una extensión de la unidad de bebés más estables. En ese momento, le hicieron una prueba de COVID-19, que dio positivo. Nos informaron que debíamos esperar alrededor de un mes hasta que se recuperara completamente y cumpliera seis meses de edad para poder operarlo. No obstante, durante esa semana, Axel tuvo un episodio preocupante de saturación, lo que llevó a la programación de la cirugía para el viernes 15 de julio a las 6 de la mañana.

Lla cirujana habló con nosotros y nos explicó todos los procedimientos que tenían que hacerla a Axel, pero que solamente iban a hacer ese día uno y que dicho procedimiento iba a demorar aproximadamente 10 horas. Nos llevaron hasta un lugar de espera, estuvimos allá y tan solo 6 horas después nos llamaron a informar que la operación había culminado, nos dirigimos a hablar nuevamente con la cirujana la cual nos explicó que pudo realizar casi los procedimientos que tenían pendiente para hacerle, que hubo algo que no pudieron completarlo al 100% porque el bebé tiene una coronaria.

Con el tiempo, Axel mostró una recuperación notable. Pasó de depender de una válvula de oxígeno a necesitar solo una cánula nasal de alto flujo. Finalmente, fue trasladado a una habitación en el noveno piso, donde continuó mejorando. Mantuvo una sonda de alimentación durante algún tiempo, pero gradualmente se retiraron los dispositivos.

 

A medida que el bebé respondía favorablemente, comenzaron sus terapias de fisioterapia, lo que resultó en una recuperación más rápida en comparación con otros niños que habían estado en la misma unidad durante meses, según las madres con las que compartí la habitación. Axel solo necesitó un mes y medio para recuperarse.
Al final de ese período, se le sometió a la prueba del tetero, que superó sin problemas, lo que permitió su alta médica. No obstante, justo antes de su liberación, Axel presentó fiebre, lo que llevó a una semana adicional de observación, a pesar de que todos los exámenes realizados indicaban que estaba en buen estado de salud. Finalmente, se le dio el alta para regresar a San Andrés con medicamentos diarios, que posteriormente se redujeron y eliminaron por completo debido a su exitosa recuperación.

 

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