Querida fundación, tenemos tanto que agradecerles… La forma como ustedes llegaron a nuestra familia, cuando estábamos completamente desorientados, llenos de temores, ¡sin saber lo que comenzábamos a vivir! De repente llegamos a ustedes y desplegaron con nuestro hijo Martín, todo su personal de voluntarios, equipo médico, equipo administrativo, ¡Dios!, hasta el personal de vigilancia, hicieron que aterrizáramos en un lugar lleno de calidez humana; para nosotros fueron nuestra nueva familia por mucho tiempo y aun ahora sentimos esa confianza, no podríamos estar en un mejor lugar, cada vez que entramos por el túnel de bambú de la Cardio. Para ustedes solo admiración y respeto por su trabajo.

Con nuestro Martín, entramos a UCI el 15 de diciembre del 2017 - cuando tan solo tenía un día de nacido - y luego de una estancia larga y complicada salimos el 30 de mayo del 2018, casi 6 meses después. Durante este tiempo el niño recibió múltiples cirugías y procedimientos con el fin de corregir y mejorar su pedacito de corazón. En cada momento el staff de médicos se acercaba a explicarnos y dentro de lo posible hacernos entender el procedimiento de última tecnología que Martín iba a recibir; luego llegaban las tías de blanco – como les decimos a las enfermeras - cada una con una forma de ser diferente, unas jocosas, algunas serias, otras muy tiernas y amigables, pero todas muy profesionales y con un amor absoluto por su labor. Nos apoyaban, nos tranquilizaban y nos daban la certeza de que todo saldría de la mejor manera posible.  

Pero, llegan esos momentos en los que las cosas se salen de control, los resultados no son los esperados. Fueron muchos los momentos en los que nos decían “No familia… hoy Martín está feito”; por mencionar algunos baches… Luego de la segunda cirugía correctiva de corazón,  debieron nuevamente practicar una intervención en este caso una plicatura diafragmática, pues Martín no lograba saturar por encima de 50; hubo otro difícil momento en el que se generaron peligrosos trombos en sus piernas, brazos y peor aún fístula cardiaca por este último, tuvimos que optar por droga, igual de peligrosa que la misma enfermedad, se le debía aplicar “veneno de serpiente” para diluir la sangre y así lograr destruir un trombo que se atravesó en su corazón; durante 5 días estuvimos en la UCI a la espera de algún sangrado y paso, su cerebro sangro, y llegaron más preocupaciones: derrame cerebral, convulsión, hemiparesia, y saben que… ¡Jamás nos dejaron solos!  Doctores, doctoras y enfermeras corrían con Martín, mientras otra parte de este equipo médico nos calmaba y ofrecían todo su apoyo a través de un agua aromática, recargada de un abrazo.

Luego llega una eminencia,  el Dr. Luis H. para hacernos ver la gravedad del evento que cruzamos y la suerte con la que corrimos, pues en sus estadísticas, a través de su recorrido solo habían podido salvar un niño con un trombo en la fístula y ese fue ¡nuestro hijo!, incontables historias que parecen de no creer, con alegría luego de nuestra alta, jamás volvimos a ser ingresados, ni a UCI, ni a hospitalización.  

El pasado 30 de noviembre del 2022, llego la hora de realizar un cateterismo, dentro del proceso para la próxima cirugía de corazón que se llama Fontan, cirugía que sería la cuarta para Martín, pero si Dios lo permite, la última para su corazón bailarín, que baila de una manera diferente. Durante el procedimiento nos quedamos esa noche hospitalizados en la Cardio, escuchando los juegos pirotécnicos que avisaba la llegada de la navidad… Y vinieron tantos recuerdos y sentimientos. Las tías de blanco vinieron a nosotros con la misma amabilidad y alegría que hacía casi 5 años, en esta oportunidad me brindaron durante la noche una merienda y en la mañana el desayuno para mí, su mamá, con el amor y la bondad que siempre les ha caracterizado. Las recordaba a todas y a cada una de ellas con su nombre y su particularidad; yo me extrañaba de mi memoria y fueron ellas quienes me dijeron:  “Que los recuerdos reales y verdaderos son los que están directo en el corazón”.

Agradecemos a Dios por la existencia de Santiago Corazón, en donde nuestros niños pueden ser cada ver más fuertes y vigorosos. También porque posibilitan que nosotros los familiares tengamos esperanza.


De: Martín - Paula – John y toda una gran familia.

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